
Durante las noches de Otoño, mientras nosotros dormimos pacíficamente sobre nuestras camas, millones de aves viajan bajo la cubierta de la oscuridad, encaminadas hacia el sur.
De alguna manera misteriosa, esas aves conocen perfectamente el camino que deben de seguir, Dios les ha dado a ellas un sistema de guía interno muy avanzado.
La Biblia nos dice que nosotros somos más valiosos que muchas aves, si Dios guía a su creación, ¿Acaso no guiará también El a sus hijos?
El Salmista seguramente pensaba de esa manera cuando él dijo: “En lugares de verdes pastos me hace descansar; junto a aguas de reposo me conduce.
Él restaura mi alma; me guía por senderos de justicia por amor de su nombre. — Salmo 23:2-3.
El doctor Joseph H Gillmore, quién era hijo de un gobernador del estado de New Hampshire, en los Estados Unidos dio su recuento de cómo este famoso himno fue escrito…
“Como un hombre joven quien recientemente se había graduado, yo estaba cubriendo por un par de domingos la responsabilidad de predicar en la primera iglesia Bautista en Filadelfia.
En el servicio de la mitad de semana, el día 26 de Marzo de 1862, yo me preparé para compartir con las personas una exposición del Salmo 23, la cual yo ya había compartido antes en 3 o 4 ocasiones.
Pero, en esta ocasión yo no pude ir más allá de las palabras él me guía.
Esas palabras se apoderaron de mí como nunca antes lo habían hecho, yo pude ver en ellas un gran significado el cual yo nunca había ni soñado.
Era la hora más oscura de la guerra civil en los Estados Unidos — yo no me referí a ese hecho— es decir no creo que lo haya hecho pero, posiblemente en mi subconciencia yo fui guiado a darme cuenta que el liderazgo y guía de Dios en nuestras vidas es un hecho de muchísima importancia en la experiencia humana.
Me di cuenta de que no hay diferencia en como nosotros somos guiados o hacia dónde nosotros somos guiados, lo que verdaderamente si importa es que siempre el que nos guía sea Dios.
Cuando se terminó la reunión, un grupo de nosotros que estábamos en la sala de mi hospedador, el diácono Watson continuamos hablando acerca del pensamiento que yo había enfatizado en la predica y entonces, ahí mismo sobre una página en blanco del bosquejo, del cual yo había tenido la intención de predicar, yo escribí el himno.
Hablando y escribiendo al mismo tiempo, luego se lo entregué a mi esposa y no pensé más acerca de ese asunto, ella lo envió a un periódico que se publicaba en Boston llamado The Watchman and Reflector, donde fue por primera vez impreso.
Yo no supe que el Sr. William B. Bradbury le había compuesto música al himno hasta el año 1865.
Yo fui a la ciudad de Rochester para predicar, como un candidato ante la segunda iglesia Bautista, mientras yo iba entrando a su capilla tomé un himnario para ver lo que ellos estaban cantando y, para mi sorpresa, lo abrí justo donde estaba mi propio himno… Él me guía”.
Historia de Himnos
Iglesia Cristiana Betania: Historia de Himnos